lunes, 8 de febrero de 2016

YO OPINO - Cinematógrafo VI - «The Revenant»

—Contexto—
Después de literalmente años de no entrar a una sala de cine (la última vez fue en 2012, ahora que lo pienso; y fue en el mismo complejo y con la misma compañía, cuando fui a ver la primera de El hobbit: y sí, El hobbit es una película como para, después de verla, decidir no ir al cine durante años, realmente…).
Originalmente iban a ir El Padre y La Madre, pero ésta, al enterarse de la película en cuestión, rehusó participar. Así que de rebote ligué una entrada para el cine y una salida con mi viejo.

—La película—
Un colono inglés en el oeste de Estados Unidos, Glass, padre viudo de un adolescente mestizo, consigue escapar, con éste y un puñado de compañeros con los que estaba cazando para obtener pieles, de un "malón".
Se va complicando la cosa porque entre nueve no pueden llevar las pieles que habían juntado entre más de cuarenta, y que la culpa de que nos atacaran es de Glass y de su hijo indio, etc.
Al tal Glass lo agarra un oso y casi lo mata a zarpazos y mordiscones. Queda postrado y el grupo tiene que esforzarse para llevarlo en una camilla improvisada. Aumentan las broncas, porque nos vamos a morir todos por culpa de él, pero es el único que conoce el camino (?).
Deciden parar y separarse. Quedan al cuidado del herido los siguientes personajes, a saber: su hijo medio indio, otro muchacho, muy inexperto e ingenuo, y, obviamente, el culeado que más bronca le tenía (y que acepta quedarse con el moribundo a cambio de una recompensa en metálico), cosa de que el resto del grupo no se muera por cuidar a uno solo pero tampoco vamos a irnos abandonando al herido, que tan grosso era.
El malo quiere dejarlo morir y seguir viaje y cobrar su recompensa. El hijo medio indio se opone, lo mismo el muchacho cándido. Pero el malo es más pulenta que estos dos giles. Consigue irse y dejarlo a Glass para que muera en una tumba improvisada.
Pero Grass no se muere. Y quiere vengarse. Y como salió de la tumba la película se llama "El renacido".

—Mi parecer—
Tengo miedo de los directores españoles/mexicanos:
- Ya me despaché hace unos meses con Javier Fesser y la desilusión que me dio encontrarme con Camino después de ver El milagro de P. Tinto.
- Guillermo del Toro arrancó con la hermosa El espinazo del diablo, para edulcorar la onda "lo fantástico en España" ("hollywoodizarla", "pochoclerizarla") en El laberinto de fauno, y no contento con eso destrozó al Hellboy, y bueno, hizo el insulto Pacific Rim y ¡el guión de El hobbit: la batalla de los cinco ejércitos! «Gracias, pero no, gracias».
- Alfonso Cuarón me emboló con su anti-ciencia-ficción en Gravity, y eso que adoré Great Expectations y Children of Men.
Y así.

Este Iñárritu hizo Babel, Amores perros, 21 gramos… "éxitos de taquilla" que no me interesaron ni en su momento ni ahora. ¡Y la densa y pretenciosísimísima Birdman!, no nos olvidemos.
Por suerte no fue tan dolorosa la experiencia. Más bien, al contrario. Desde el primer momento la forma en que se ven y se escuchan las cosas que pasan te atrapan. Es rico experimentarlas.
No pude parar de pensar en el Sur, enfrascado en los paisajes de montañas, ríos, árboles (que los que yo conozco son poco parecidos a los que se ven, pero qué tanto). Árboles por todos lados, ríos de agua helada, la nieve. Y la luna. La luna entre las montañas, la luna entre los árboles, la luna entre las nubes. El color del cielo.
¿Qué hago en Buenos Aires?

—Mi calificación—
☠ ☠ ☠ – –
(3 (tres) cráneos candentes, más, de yapa, una tibia (y unas garras de oso).
[Esto sobre una calificación máxima de cinco cráneos, calificación que me reservo para películas como Solaris de Tarkovski o Metrópolis de Fritz Lang, ¿queda claro? No se regala la nota.])

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