domingo, 31 de julio de 2016

La vida empieza en julio

Advertencia
Doy por hecho que el lector de blogs es distinto al de Facebook, por lo que no agrego demasiados vínculos a los temas de los que hablo puesto que considero que i) tengo un poco de sueño; ii) quien lee esto sabe copiar un lema, pongamos por ejemplo "Escuadrón Guillemet", y pegarlo en la barra de Google para buscarlo por su cuenta.
Fin de la advertencia

La meta de escribir en el blog en lugar de en Facebook se ve obstruida por el sencillo pedregullo de no haber agregado a blogger.com como una de las pestañas que se abran automáticamente cada vez que inicio sesión con el Google Chrome, acto que me reconvertiría en un bloguero más que en un "pibe Face" malhumorado y medio huevón.
Un momento por favor...
Hecho. Ahora blogger.com es una de las pestañas de inicio. Qué lindo.
Prosigamos.

El de julio es un mes particular. No este en particular ni el mes de julio en general, o sea, no es que cada año sea julio un mes diferente, sino que quiero decir, si es que quiero decir algo, que este mes de julio de 2016 viene siendo un mes particular entre todos los meses, no sólo entre todos los julios, que no recuerdo tanto cómo establecer una generalidad de los julios que he vivido sino que —¡maldición, ¿por qué no puedo escribir claro?!— este mes que termina hoy o ayer o mañana fue un mes interesante entre otros meses interesantes pero particularmente interesante. HE DICHO.

¿Y por qué resulta este julio de 2016 un mes interesante?
Ah, bien, ahí vamos.
Este mes resulta interesante porque han sucedido varias cosas —obviamente— interesantes, que, todas juntas, pesan bastante, tipooseadigamos: agregan a la interesantez de este mes...
A saber:

1) El proyecto de impresión tipográfica + encuadernación, el Escuadrón Guillemet, que fundamos con mi amiga S. M. hace aproximadamente un año, está creciendo y da sus primeros frutitos.
1) a) Ya julio es el segundo o el tercero de un par de meses en que los ingresos por las ventas de nuestros productos nos permiten pagar el alquiler y las expensas del espacio donde estamos instalados. Un pequeño paso para la Humanidad, sin dudas, pero un gran paso para un nanoemprendimiento como el de marras.
1) b) Producto de nuestro trabajo surgió la invitación del Club Cultural Matienzo a exponer nuestra modesta experiencia en el Proyecto Poroto, cosa que hicimos y cuyas consecuencias empiezan a hacerse palpables, como se ve en el siguiente apartado.
1) c) Alguien vio lo que estábamos haciendo y se le ocurrió invitarnos a la bienal sobre tipografía y diseño gráfico Tipos Latinos de este año, para hacer una pequeña demostración de cómo se siente agarrar un componedor e irle colocando letritas de plomo, estaño y antimonio para formar palabras y oraciones y encima después imprimir con ese texto metálico unos papelitos con una máquina de imprimir minerva de mano. La sensación de haber sido invitados a tamaño "evento" (hasta donde entiendo, llamar "evento" a algo programado es un error, por eso las comillas) es inabarcable.
1) d) Surgen trabajos que no son ya encargos de tíos o amigos, sino de "clientes-clientes", con los temores, responsabilidades y demás dimes y diretes del quehacer profesional.

2) Eso en cuanto al trabajo. En lo que se refiere a los estudios, terminé el primer cuatrimestre promocionando Edición Electrónica y Multimedia de la carrera de Edición que iniciara en 2006, que dejara en 2008 y que retomara en 2013, para descubrir el mismo día en que me entregaran la nota de esta materia que me resta cursar solamente cuatro asignaturas... Onda, este cuatrimestre y el que viene. Mientras, daré los niveles de inglés, seminario, pasantía o tesina y listo... Seré un egresado de una carrera universitaria. Recórcholis.
2) a) Como no me gusta hacerme fácil la vida, en estas semanas de inactividad académica no tuve mejor idea que, en lugar de rendir alguno de los tres exámenes finales que adeudo para avanzar con la carrera de Edición de la que hablaba en 1), hacer realidad el sueño —o pesadilla— de repasar, si no todos, al menos los temas más relevantes (o respecto de los cuales mi ignorancia me resulte deprimente y vergonzante) de todo lo que vi en el nunca bien ponderado colegio secundario al que asistiera en mis años mozos.
Hace años que venía masticando la idea. Incluso tuve pesadillas en las que soñaba que por un error burocrático alguien me informaba de que mi título de bachiller carecía de validez y que por tanto debía rehacer el secundario, y no de otra forma que no fuera volver a ir de lunes a viernes en el mismo horario al mismo edificio al que asistía en su momento, pero yo con treinta y tantos años, mis compañeros de primer año con trece. Esta pesadilla se repitió al menos tres veces desde 2013 para acá. Aterradora. Pero se relaciona estrechamente con la insoportable sensación de no poder comprender cómo cuernos en su momento pude resolver ya no derivadas, sino divisiones con más de tres cifras en el divisor, o problemas de choque elástico con cálculo de incertezas, cómo podía repetir casi como las preposiciones... a ante bajo cabe con contra de desde en entre hacia hasta para por según sin so sobre tras... los años en que fueron asumiendo los distintos presidentes de la Argentina, cómo llegué a comprender las declinaciones del latín, cómo reconocía una PIAdj. al vuelo y era capaz de muchos otros más malabarismos intelectuales y hoy, tantos años después, me encontraba con que mi cerebro había borrado de un plumazo tamaños datos y relaciones imprescindibles para todo hombre de bien. No serán imprescindibles realmente, es un chiste, zopenco, pero he descubierto en mis meditaciones que nada en este mundo lo es. Como bien sentencia mi Padre ante la muerte de algún prócer coetáneo: "Son los imprescindibles los que van poblando los cementerios", o algo por el estilo.
Producto de estas inquietudes (tanto la del olvido casi completo de todo lo que supuestamente había aprendido en el secundario como la de la aprehensión de que la muerte es para todos, y sobre todo la aprehensión de que ¡es para uno!, ¡y dentro de muy poco!), sumadas a la preocupación por acelerar un poco la segunda intentona de mudanza con rumbos meridianos (y la mayor preocupación por evitar que la segunda sea una intentona y en su lugar se convierta en una concreción concreta y re concreta), por eso y muchas cosas más, resolví también en este julio fundar la Escuela Ícaro para la Repatagonización del Mismo, escuela en la cual soy rector, docentes, preceptores, maestranza y, por supuesto, alumno. No es una escuela muy copante, ni siquiera es una escuela con un edificio que se destine a ser escuela únicamente, sino que se limita a los modestos diez metros cuadrados de mi pieza y la mesa del comedor cuando tengo suerte. Pero es una escuela en la que yo pongo el horario y las evaluaciones y de la que nunca voy a graduarme.
Es hija de todas las cosas de las que empecé a preocuparme por primera vez durante mi intentona de vivir en el Sur, sumadas a lo que aprendí en el secundario, sumadas a lo que me gustaría aprender para volver a intentar un cambio, dejar la vida urbana para tomar una vida rural, entre árboles, cielos inmensos, montañas, ríos, píedras, silencios, lunas llenas que me despierten mientras duermo como si me hubieran encendido un farol en la cara, donde "las mañanas y las tardes sean mías", etc.

* * *

El programa de la Escuela Ícaro para la Repatagonización del Mismo lo armé de la siguiente manera:
Descargué el plan de estudios del colegio al que asistí y del cual me gradué, a pesar de lo que vengan a plantearme mis pesadillas. Descargué después los programas de todas las materias y los fui leyendo uno por uno. Elegí cuáles temas me parecen más imprescindibles para organizar las cosas como para armar en el mediano plazo mi refugio anarco-budista-agroecológico-permacultural cope en algún bosque de la Patagonia y cuáles, como decía más arriba, me avergüenza no haber retenido (historia argentina, matemáticas, latín, etc.). Compré unos cuantos cuadernos (aunque ahora estoy encuadernando unas resmas de papel cuadriculado en mi taller para no comprar más cuadernos hechos y así lograr que los que use para el próximo año sean un poco menos descartables que los clásicos Avon universitarios que destiné para este primer ciclo) donde ir tomando notas y resolviendo ejercicios. Compré algunos de los libros que no tenía o que había perdido, siguiendo las bibliografías de cada uno de los programas de las materias que me interesaron especialmente. A eso agregué los temas que me interesa conocer y que no vi en el colegio, como ser taquigrafía, permacultura, anarquismo, impresión tipográfica,.. "Y listo". ¡JA!
El bosque-jo del programa que estoy tratando de seguir por las tardes y fines de semana, entonces, quedó más o menos así:

Castellano y Literatura - Sigo los libros Escribir en español de María Marta García Negroni y Lengua I y Lengua II  de Ofelia Kovacci.
El objetivo de leer cincuenta libros por año se inscribe también en esta materia.
Lo mismo el trabajo de corrección de estilo y el de las desgrabaciones.

Educación Física + Educación para la Salud - Ando en bicicleta cuando puedo, empiezo a pensar en cómo mejorar la alimentación, la semana que viene voy a ir a sacar turnos con el dentista y la oculista... El test de Cooper, por el momento, no creo que pueda aprobarlo, eso sí que no...

Francés - Por el momento, en espera.

Geografía + Territorios (+ Permacultura) - Recorreré en bicicleta los barrios, veré cómo es la onda de los mercados de orgánicos y las organizaciones alternativas que encuentre en la ciudad.

Historia - Según el programa de primer año, lo primero que se ve es historia de la Antigüedad, en segundo, Edad Media y Moderna, en tercero, historia de América, en cuarto y en quinto, historia argentina. Resolví saltar a cuarto año, porque me interesa particularmente mi lugar en la historia de este triángulo deforme de acá al borde del mundo. Después veré si los sumerios vinieron antes de los babilonios o si los Anunnaki nos crearon antes que a los reptilianos o en qué año reinó Carlomagno o Pipino el Grande.
Tal vez pueda hacer un camino inverso, arrancar por Argentina y de ahí ir pasando a América, Colón, Marco Polo, San Agustín, Julio César, Homero y de ahí a los dinosaurios y el Big Bang. Tal vez para 2023 llegue a esos temas.

Informática - Es clave retomar un estudio sistemático de este tema. Quiero aprender armado y reparación de PC, pero todavía no averigüé si hay algún curso gratuito que empiece por estos días y que no me ocupe demasiado tiempo aparte del que ya no sé cómo disponer...
Conseguí, eso sí, unas piezas para "tunear" mi vieja/nueva PC: una memoria de 2 GB y un rígido de 320 GB que quedó de la máquina que ya no anda más. Lo mismo una placa de video de 512 MB. Juntando todo eso podría convertir la computadora que heredé de mi amigo R. E. en algo más hubiera sido gamer en 2009, lo cual sería mucho pero mucho logro para mis conocimientos de hardware.

Inglés - Estoy leyendo, gracias a que conseguí el Kindle el año pasado, una buena proporción de libros en este idioma. Ya en el secundario era una meta leer a Tolkien en inglés. Hoy todavía no lo retomé al Profesor en su idioma, pero sí me di el gusto de leer a Terry Pratchett, a Lovecraft, a Poe, a Philip K. Dick... Sí-se-puede, sí-se-puede...

Latín - El año pasado hice los dos primeros niveles de Lengua y Cultura Griegas en Puán. El latín es LA materia cuyo olvido me atormenta en mayor grado. ¡No puede ser que habiendo repasado mil veces las declinaciones y los circunstanciales y los tiempos verbales y las cajitas del análisis sintáctico no haya podido retener más que Quid in tabula uides?! No voy a aceptarlo nunca. Así que volví a comprar los libros de Marta Royo, que perdí con una novia, y me di a la lectura detenida de sus páginas. Nota: En una de las primeras páginas usa "el mismo" como anafórico. ¡Casi muero de odio paraelortográfico!

Matemática - La otra gran deuda. "La pesada herencia" de creer que esta era una materia que no servía para nada.
Acá me ves, tratando de recordar cómo cuernos se prevé cómo será el dibujo de una función cuadrática con sólo saber los valores de a, b y c en la ecuación (x) = ax² + bx + c
No puede ser que no recuerde qué grupo de números era Q, R, N, Z... Cada vez que pienso en esta materia me enojo con mi infinita (casi tan infinita como dividir por cero, jo jo jo) boludez quinceañera.

Música - Retomé en el verano clases de guitarra con mi mejor amigo, L. L. Por el momento las dejé por no tener a mano una guitarra eléctrica, pero otra de las grandes cosas sucedidas en julio fue el reencuentro con G. G., quien fuera mi profesor de guitarra cuando cursaba yo el secundario, que me ofreció prestarme una viola eléctrica... Cuando se resuelva eso, retomaré el estudio de la música. El objetivo es leer partituras, no sacar canciones de Demigod. Bueno, más o menos, tal vez son las dos cosas...

Plástica - Otra deuda, crisis, caos, destrucción de la mente, fue el abandono del arte que me hizo quien soy y que es el dibujar. Dejé de hacerlo cuando la crisis psiquiátrica de 2011, y todavía no retomé el hábito de garabatear siempre que tenga un rato libre y una superficie medianamente plana cerca. Muy mal. El año pasado o el anterior conseguí el libro de Betty Edwards, Aprender a dibujar con el lado derecho del cerebro y casi lo retomo, pero "por h o por b", lo volví a dejar. Tengo siempre a mano lápiz, Rotring, tintas y papeles, pero no sé por qué no puedo volver a hacer mis garabatos.
Otro tema es la encuadernación, donde estoy poniendo mucho de mi potencial artesanal. Tal vez ese concentrar los ojos y las manos en una tarea que antes traducía en dibujos hoy sea encuadernar. Pero un cuaderno, por lindo que sea, no dice demasiado de cómo me siento o de qué estoy pensando, como sí decían los dibujos que tan prolijamente me encargué de eliminar de la faz de la Tierra en durante la destartalación del marote a la que me sometió la vida.

Permacultura - Ya fuera del plan de estudios del colegio, este tema con el que me puse en contacto por primera vez en El Bolsón es ahora el centro de lo que quiero hacer, de lo que pienso y de lo que quiero aprender. Todo lo demás se subordina a estas ideas ahora. En su momento, mi verdad revelada eran los textos de John Kricfalusi. Hoy, la permacultura es el camino, la verdad y la vida.

Política en general + Anarquismo en particular - Otro de los temas en los que empecé a incursionar en 2008, 2009... Infinito, también teorías sobre las cuales basar la vida, sentido de la misma...
Me interesan particularmente la historia de los sistemas políticos, por qué no hay ningún lado donde se viva en un "sistema" anarquista completo. Cómo organizarse. El fin del capitalismo. Trabajo placentero. Amor libre.
Todo esto lo plantearon tipos hace más o menos doscientos años. Doscientos años y más también. Cuando hablo de anarquismo me dicen "es utopía". Seguramente a los que estaban en contra de la esclavitud en el siglo XIX les decían que eran utopistas.

Impresión tipográfica - El oficio este es infinito e inagotable. Pienso en cómo hacer para imprimir con mejor registro, cómo cortar papel de maneras ingeniosas, hasta cómo cuernos hacer para hacer punzones y fundir mis propios tipos o cómo hacer para imprimir de una buena vez un libro entero con tipos. Todo parte de lo mismo.

Taquigrafía - Es la última, pero me interesa retomar esta técnica que me pasaron mis abuelos en un viejo cuaderno de apuntes tomados en un curso hace décadas. Escribir más rápido para tomar apuntes en la facultad o desgrabar audio. O simplemente por el placer de aprender a hacer algo complicado y que si nadie lo aprende quedará en el olvido... La historia de mi vida.


* * *

Ya ni sé qué quería decir cuando empecé a escribir esto hace unas horas. Sé que para mí algo valioso tiene pasar las horas de un sábado tipeando, mientras otros beberán sus licores, disfrutarán de los placeres de la carne o dormirán el sueño de los justos. Yo tipeo bolubolu...

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